Hay momentos que marcan tu vida para siempre y se quedan impregnados en tu memoria; yo tengo recuerdos muy vividos, algunos me dicen porque tengo memoria de elefante, otros dicen estoy cabrona, otros dicen es mi as bajo la manga para refutar o defender algo importante o simplemente ármala de pedo cuando es a mi favor; lo cierto es que, en muchos de estos recuerdos he sido capaz de recordar lo que sentía, la ropa que traía puesta, el ambiente en el que me encontraba y muchas veces hasta el olor, es como si hubiera podido grabar esas memorias como un video o un fragmento de una peli, soy capaz de transportarme a ellos y sigo asombrándome por ello; no todos fueron lindos, no todos son muy viejos pero la sensación de poder recordar cada detalle me sigue poniendo la piel chinita.
Tenía 26 años y 29 días cuando me case, a veces me preguntan mucho que fue lo que me orillo a tomar esa decisión como si fuera algo atroz o descabellado, y les soy sincera, hoy no lo recuerdo, recuerdo, estoy consciente de que no fue capricho, creía estar enamorada, de las cosas que recuerdo es que nunca dije que sí, solo quede en shock supongo aun cuando sabía que esa noche me iban a proponer matrimonio, estuvo bastante atropellado el asunto pero siempre lo vi como una anécdota para el futuro fuera de lo común, no soy supersticiosa pero me comprometí un 28 de diciembre, parece chiste pero es anécdota. Tuve una preparación para mi boda de más de un año, fue una boda re tradicional porque así me lo imaginé, muy grande para mi gusto aun cuando ofendí a mucha gente por no invitarlos. Recuerdo haber entrado al altar del brazo de mi papá muy sonriente aun cuando mis wedding planner habían olvidado mi ramo, mientras mi madre veía con ojos enfurecidos a mi papá porque no me cubrió con el velo que el mismo mandó a ponerle cristales para que la luz destellara, mi papá y yo no entendíamos y nos reímos del nervio. De lo que si me acuerdo perfecto fue que al bajar del carro mi papá me dijo de broma: “aquí es cuando te arrepientes y corremos al aeropuerto a cualquier lugar que quieras” recuerdo haberle contestado: "jajaja… no pa, si me quiero casar”. Hasta el día de hoy no conozco a alguien cercano que me haya dicho que se caso sin desearlo o que se imaginaba que su matrimonio terminaría en divorcio.
En mi primer aniversario de bodas el penúltimo día del viaje de aniversario propuse el divorcio, estaba viviendo una vida que no era a lado de la persona con la que había tenido un noviazgo, fue la primera vez que caí en cuenta que no era lo que quería, vengo de una familia muy tradicional, ambos abuelos duraron juntos, mis papás tienen 36 años felizmente casados. Entonces pensé, relájate todos hablan de un ajuste y tal vez solo sea eso, me casé con la convicción de que fuera para toda la vida, hoy en día esta más de moda lo desechable y me he vuelto parte de la estadística de los divorcios, pasaron muchas cosas, no puedo decir que siempre fui infeliz porque estaría mintiendo pero estaba llenando vacíos que me estaban alejando de mi persona, me convertí en una persona que iba enojada con la vida, subí creo como 25kg, no me encontraba en el espejo porque no me reconocía y emocionalmente me drene hasta que la convivencia dejo de ser convivencia, ojo no culpo a mi ex pareja, para que algo no funcione de alguna manera las dos partes están involucradas uno con mayor o menor peso que el otro por decirlo así pero ambos están en ello.
Un día 4 de septiembre, decidí que, si no lo hacía no lo haría nunca y me fui, después de lo que a mi parecer fue una lucha inalcanzable, 5 años y medio después de intentarlo y de haber cruzado líneas que nunca debimos cruzar. Al final creo en el respeto y por lo que fuimos era lo menos que nos debíamos el uno al otro.
Mi proceso en el divorcio fue dentro de mi relación, no sé si me entiendan, pero ante tantas dudas siempre busque certeza, certeza de que no hubiera espacio para el “qué tal si...” o “él hubiera…” esos son muy traicioneros o al menos para mí, hasta el día de hoy mucha gente me cuestiona por qué espere tanto, hay respuestas que solo son para mí porque evocan paz, creo nunca conté mi versión o refute la de él e hice caso omiso a muchos chismes, para mucha gente por no generalizar el que se va siempre es el verdugo.
En los días siguientes sentí mucho alivio parecía que me habían quitado media Ika físicamente, mis ojos cambiaron, mi humor cambió, mi forma de ver las cosas se fue haciendo más llevadera y era como si me hubieran quitado un gran peso de encima, me topaba gente que no sabía lo sucedido y me decían: “qué te hiciste? Te ves diferente!” Y yo contestaba: “me estoy divorciando”. Me daba a veces gracia que la gente no disimulaba sus gestos y no entendían porque tanta transparencia, pero vamos! No era un secreto y eventualmente sería algo sabido.
Empecé a ver a Ika al espejo y reconocerla, empece a sonreírle y decirle que la amaba, le di gracias por su paciencia, por tolerarme a mí misma y por la resilencia con la que siempre se ha conducido, porque aun cuando la drene por completo emocionalmente, aun en la oscuridad nunca me abandono del todo, más bien fui yo quien la dejo y ella siempre me espero. Qué bonito fue verme de nuevo, reencontrarme conmigo misma y reconocerme como alguna vez recordé que era.
Y pocos meses después llego… sin pensarlo, sin pedirlo, con una puerta que cerré por convicción y por seguridad, por temor, por miedo a que me volvieran a romper el corazón y casi de inmediato; me rehuse, me negué y titubeé muchísimas veces, pero quién era yo para negarme nuevamente a sentir algo que desde hacía muchos años no sentía y que ahora se había vuelto un sentimiento desconocido y fue entonces como deje que el amor entrara, primero con mucha cautela pero me
tomo más pensarlo que aceptarlo y me deje llevar, deje fluir todas esas emociones reprimidas que pensé ya no existían o al menos que ya no anidaban en mi persona, converse con Ika muchas noches, nos cuestionamos y planteamos situaciones pero al final me gano el sentirme viva y volver a creer y confiar por qué de las cosas que más nutren en esta vida es sentirnos amados y es que para ser muy sincera no fue nada fácil pero mucho menos difícil porque me encontré con alguien
que ama con un estilo muy propio y con la profundidad que tanto anhelaba. Fue desde el principio un rush de emociones, vivimos intensamente, amamos intensamente, nos fuimos a vivir juntos y formamos 2 hogares en 2 lugares distintos, toda una aventura y si entrara en más detalles podríamos decir que las novelas se quedaban cortas con nuestra historia, hasta que sucedió, la vida siendo vida, las heridas del pasado y crisis existenciales. Que duro que es querer ser parte del proceso de esa persona amada más cuando para mí siempre fue visible, cuando no corrí, cuando no fueron red flags, y solo veía el dolor a través de su andar, pero al mismo tiempo veía todo el amor que habita en él, que difícil… y lo indeseable sucedió, me gusta pensar que no ha terminado porque lo que tenemos es mucho y es de lo que no encuentras en la esquina, ese amor bonito del que ya nadie cree que existe.
Una de mis pocas amigas mujeres me dijo hace poco: “aunque no entendamos que putas están haciendo los directores de nuestra serie, recuerda que siempre hay temporadas difíciles” y vaya que la mía es esta, cuando pensaba que lo tenía todo y que había encontrado lo que tanto anhelaba, cuando aposté all in, encontré un refugio y paz en una persona. Hoy me siento rota y aunque que sé que siempre parte de ti se queda en las personas y lugares por los que pasas, hoy siento que toda yo se quedó con él; vaya vida no me puedo enojar contigo, porque me has dado mucho, pero esta etapa vaya que está doliendo… Hoy duele hasta respirar, hoy me siento vacía y sola en este camino y bueno sin tomar en cuenta que todos hablan del amor propio y si, ahí anda en algún recóndito de mí, solo hoy toca una vez más reponerme, reencontrarme y llevarlo como mejor pueda; que complicados que somos cuando encontramos los que siempre hemos estado buscando y aun así dudamos. La vida en sí no es complicada, somos nosotros con heridas del pasado sin resolver, con nuestros miedos e inseguridades y estos tan famosos tiempos de soltar todo y querer ser libres cuando nacimos libres.